La foto adjunta representa la actual ciudad de Nador en sus inicios, a principios de 1911. En primer término pueden verse los restos del viejo Nador, el antiguo pueblo, desaparecido en 1909.
En la documentación que ha pasado por mis manos, muy parcial, evidentemente, y que se refiere a esta zona del Norte de Marruecos, no se encuentran referencias concretas sobre el antiguo Nador. Ciertamente un pueblo de tan reducidas dimensiones y sin que su historia tenga relevancia alguna, difícilmente tendrá presencia, salvo de forma muy ocasional, en libros y documentos. El propio nombre de Nador no aparece hasta fines del siglo XIX. Hasta ese momento las referencias aluden solamente a la Kabila de la que forma parte, Mazuza, de forma genérica, si bien es cierto que dentro de la Kabila, el poblado más importante seguramente ha sido Nador. Dentro de la documentación existente en los archivo españoles son relativamente frecuentes las alusiones a la cabila de Mazuza, pero casi siempre mirada bajo la óptica del enemigo secular de Melilla, es decir, considerando el número de combatientes a pie y a caballo con el que la plaza española podría enfrentarse en algún momento.
El primer documento que he visto en que se anota alguna información más, aunque muy simple, es una descripción de Guelaya, de 1722, en el que aparece el siguiente párrafo: Por el Sur de Melilla, a distancia de dos leguas, están situados dos lugares, muy inmediatos uno de otro, llamados Mesujar y Fargana, que se componen entre los dos de 300 vecinos, entre los cuales pueden tomar armas 300 hombres, comprehendidos 20 cavallos. Hay una referencia genérica, pues, al número de hogares, y aparece el nombre de Farhana, con lo que podemos deducir que, como en la actualidad, ambos núcleos de población concentrada eran, si no únicos, que es lo más probable, los de mayor importancia de la kabila.
Ninguna referencia más he podido encontrar con relación a estos pueblos. Hasta finales del siglo XIX, solamente siguen apareciendo, con frecuencia, datos sobre combatientes y su forma de guerrear. En la magnífica memoria que el capitán Alvear elaboró tras su estancia en Melilla en 1846, se extiende algo más sobre las kabilas de Guelaya y sus habitantes, pero sin referencias a poblados concretos, poniendo mayor énfasis en su condición de enemigas, si bien, excepcionalmente, también dedica algunos párrafos a describir el carácter y costumbres de los naturales y las producciones del país.
En 1886, y acompañando al cherif Uazani, llega por Melilla el explorador Duveyrier, procedente de Argelia; pasa por Nador, que él llama Mezudya, donde dice que vive Sidi el Hach Hadú. Se refiere, sin duda, el Hach Haddú ben Mesaud, al que Duveyrier asigna la función de cadí, cuando en realidad era el caid de Mazuza. El explorador afirmaba que “desde este elevado punto se disfruta de un hermoso panorama sobre la sebja”, la Mar Chica, que entonces estaba dividida en dos grandes charcas, puesto que desde hacía varios años la bocana estaba cerrada y no se volvería a abrir hasta el año siguiente, en 1887; de la sal procedente de las salinas formadas por la desecación los naturales hacían un lucrativo negocio. El hermoso panorama al que se refiere Duveyrier nos lleva al nombre de Nador; es decir, mirador, lugar desde se contempla un amplio panorama, que es el que se divisaba desde las llamadas Tetas o desde el monte Arbós, y que, en la misma línea, Moulièras traduce como atalaya; este autor describe, sucintamente, a Nador, como puerto de mar de 100 hogares. (Moulièras.- Le Maroc…1895).
Leo por primera vez el nombre de Nador en su Reseña general del Rif, publicada por Francisco Coello en 1894, dentro de un Boletín de la Real Sociedad Geográfica, pero ignoro de donde lo ha tomado, puesto que Coello, que pasaba por ser el más distinguido geógrafo de su tiempo, no estuvo nunca en parte alguna del Rif. Probablemente de alguna revista geográfica francesa, que extraía su información de los numerosos rifeños que acudían año tras año a la recogida de la cosecha en Argelia. Es el mismo sistema utilizado por Duveyrier o Moulièras, e incluso por aquel embaucador llamado Alberto Suárez de Lorenzana, maestro de obras en la Comandancia de Ingenieros de Melilla hacia 1889, que mandaba a la Sociedad geográfica itinerarios supuestamente seguidos por él en Marruecos (incluido el Rif) sin haber pisado nunca el país.
El marqués de Segonzac, que pasó por la zona en 1901, hizo una descripción algo más concreta de Nador. Viniendo del Sur, veía como en las laderas de los montes de Mazuza sus habitantes cultivaban los terrenos en terrazas bordeadas de muros de piedra. El pueblo se componía de casas bajas, sin ventanas y con techos planos, casas que apenas se distinguían de las rocas desprendidas de la montaña. (Segonzac.- Voyages…1903).
Más detallada es la descripción que en 1907 daba El Telegrama del Rif con datos facilitados por Gabriel Delbrel, que en aquella época se hallaba preparando su conocido libro sobre el Rif. En números posteriores el diario proporcionaba más datos sobre el poblado.
Según el diario melillense Nador estaba formado por un caserío grande y compacto, de unas 150 viviendas situadas en las laderas de las llamadas Tetas, a unos 150 metros del camino que de Zeluan conducía a Melilla, y todas ellas rodeadas de chumberas, como era habitual en todo el Rif. Eran unas viviendas primitivas, de paredes desiguales formadas por piedras unidas con una mezcla de barro y cal.
Al poblado había sufrido el saqueo de los partidarios del Roghi en dos ocasiones, en los años 1903 y 1905, y se veían muchas casas abandonadas; antes de comenzar la campaña de 1909, se estimaba que al menos dos terceras partes estaban deshabitadas, viviendo en ellas numerosos mendigos, en su mayor parte mujeres ciegas que pedían limosna en la carretera general. La población de Mazuza se estimaba en unas 7.000 almas, siendo Nador la población principal.
Por Manuel Becerra (Notas referentes…1909), en las cercanías del pueblo, tanto e las terrazas mencionadas como en las llamadas Huertas del Fid, en el llano, se cultivaba la cebada, con cuyo cereal se confeccionaba el pan, base de la alimentación del los naturales, y se hallaban árboles como olivos e higueras. Todas las huertas disponían de abundante agua, que se extraía de los pozos existentes en la mayoría de las fincas.
Tanto Nador como la zona circundante fueron abandonados en agosto de 1909, en plena campaña militar. Cuando las tropas entraron en el poblado, el 25 de septiembre siguiente terminaron de destruir lo poco que quedaba indemne, para evitar que el enemigo se atrincherara en las viviendas. Solo permaneció casi intacta, algo dañada por los impacto de la artillería, la mezquita del poblado, un edificio conocido como Yamaa al Baida, por el color blanco de sus paredes, edificio religioso que tenía la rara particularidad de no tener alminar, y que puede verse en una de las fotografías que acompañan al texto. La destrucción del poblado fue muy criticada por la mayoría de los jefes y oficiales presentes en la zona, tal como asegura el norteamericano Ashmead-Bartlett, presente en el lugar y espectador de los hechos. Por cierto que el corresponsal americano calificaba a Nador como “poblado muy bonito, amplio y disperso, densamente cubierto de chumberas”.
Nador 1909
Terminada la campaña, y establecido en el lugar un campamento español, el pueblo antiguo quedó abandonado, el zoco tradicional, que se hallaba en las cercanías fue trasladado al pie del Arbós, y sobre el llano inmediato a la Mar Chico se fundó la actual ciudad de Nador, con proyecto del comandante de Ingenieros Luis Andrade Roca, cuyas primeros edificios pueden verse en la fotografía mencionada al principio.
COPIADO INTEGRAMENTE DE UN POST DEL PORTAL RIFITO
Francisco Saro Gandarillas
La página titulada DEL VIEJO NADOR , es original de FRANCISCO SARO GANDARILLAS, y corresponde a mi blog ESTAMPAS MARRIQUIES inserto en la página de la ASOCIACION DE ESTUDIOS MELILLENSES. Es una pena que el tal RIFITO se dedique a copiar páginas ajenas sin mencionar su autor. Y no es un caso único; hay más rapaces por internet.
Un saludo
Pepe Luis
Documento muy interesante por las aportaciones históricas y geográficas. Las fotografías y el mapa son un complemento ideal, así como los testimonios de las diferentes personalidades que visitaron la zona en diferentes épocas.Como nadorense me alegra e instruye todo lo relacionado con mi querida ciudad. Felicidades al autor y a los primos de Segangan, por la labor cultural que realizan a diario.
Pepe Luis Zapata