MADRID.- En la última década han sido varias las posibles amenazas para la salud humana que finalmente se quedaron en sólo eso, una amenaza. A mediados de los 90 la enfermedad de las ‘vacas locas’ hizo temer que miles de personas murieran por un trastorno cuyo origen se encontraba en el ganado enfermo. Sin embargo, tras sacrificar cientos de miles de reses, poner en cuarentena a los posibles casos y limitar las donaciones de sangre, el peligro cedió dejando eso sí casi dos centenares de muertes.
Años después, el SRAS, también conocido como neumonía asiática, cubrió con mascarillas los rostros de ciudadanos del sureste asiático. Algo similar ocurrió pocos meses después con la gripe aviar que, brote a brote, fue infectando a miles de aves de todo el mundo y cientos de personas fueron contagiadas por el virus H5N1. No obstante, la tan temida pandemia se quedó en 257 muertes y 421 afectados.
Ahora, un nuevo virus de la gripe, una variante del H1N1, está en el punto de mira de las a
utoridades sanitarias del planeta. Su rápida diseminación por México y su aparición también en Estados Unidos ha dado lugar a que los expertos se planteen si este patógeno es capaz de generar una pandemia de difícil freno, para la que no se dispone de vacunas.
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